In da club remix
Tenía ocho años cuando “Rapper’s Delight” se estrenó mundialmente en la radio de Filadelfia. Ocurrió a las 8:24 de la noche de un jueves, después de una cena a base de porgies, judías verdes y crema de maíz. Mi hermana Donn y yo estábamos escuchando a hurtadillas la emisora local de soul mientras fregábamos los platos cuando un ejército de percusión y una línea de piano latino sincopado salieron de la radio despertador JVC de mi abuela: lo que parecía ser “Good Times” de Chic, o un buen duplicado de ella. Cómo iba yo a saber que mi mundo se vendría abajo en cuestión de 5, 4, 3, 2, 1…
Las paredes de las casas adosadas de Filadelfia eran finas, así que podía oír a los vecinos de ambos lados poniendo esta canción a todo volumen en sus equipos de música. Mis amigos empezaron a llamar, más allá de la hora límite de la abuela: “¿Has oído eso?” Era como nuestra versión de La guerra de los mundos de Orson Welles. A la noche siguiente, estaba preparado, con una grabadora prehistórica en la mano y un cuaderno de composición en blanco y negro. Esta canción me convirtió en el hombre del comedor de cuarto curso. Mi chico, Aantar, se convirtió en mi agente aquella semana, programando actuaciones y negociando letras escritas a cambio de bocadillos o apretones de manos con las chicas de la clase de gimnasia. “Rapper’s Delight” convirtió a este futuro friki de la banda del instituto en una superestrella durante el mes de octubre de 1979.
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Tanto si hablamos de los primeros días de N.W.A., Ice-T y el inicio del movimiento gangsta rap como si nos fijamos en el ascenso de Kendrick Lamar, Tyler, the Creator y Vince Staples más recientemente, la Costa Oeste ha producido constantemente algunos de los raperos más icónicos e importantes de la historia del hip hop.
La Dama de la Furia, una de las raperas más feroces de la Costa Oeste en los años 90, se encargaba de mantener a raya a Death Row cada vez que se ponía frente al micrófono. Tanto si se enfrentaba a los mejores de Los Ángeles en temas como “Lyrical Gangbang” o “Stranded on Death Row”, como si se anotaba su propio éxito con “Afro Puffs” en 1994 o aparecía en Doggystyle de Snoop Dogg, The Lady of Rage era un elemento básico de la Costa Oeste. No sólo es una de las mejores raperas de la Costa Oeste de todos los tiempos, sino una de las mejores raperas de la historia.
Discografía: The Devil Made Me Do It (1990), Sleeping with the Enemy (1992), Guerrilla Funk (1994), Unleashed (1998), Sonic Jihad (2003), Hard Truth Soldiers Vol.1 (2006), Acid Reflex (2008), Hard Truth Soldiers Vol.2 (2009), Pistol Politics (2015), Safe Space Invader (2020).
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Un sabio dijo una vez: “Juro que el deporte y la música son sinónimos porque nosotros queremos ser ellos y ellos quieren ser nosotros”. Hay mucho de cierto en esa cita, sobre todo teniendo en cuenta la influencia que el baloncesto ha tenido en las letras de nuestros artistas de hip hop favoritos. Desde el principio de los tiempos, los artistas han hecho referencia a la NBA en su música. Desde Kurtis Blow hasta Jay-Z, el baloncesto y el rap están indisolublemente unidos.
La cultura hip hop ha influido en la forma de vestir, de hablar e incluso de moverse de los jugadores en la cancha, ya que sus canciones favoritas sirven de banda sonora a sus actividades baloncestísticas. No se puede negar que el baloncesto y el hip hop van de la mano, y esta lista muestra la influencia que el baloncesto ha tenido en tus canciones de hip hop favoritas durante las últimas tres décadas.
Letra: “Igual que yo soy el rey del micrófono, también lo son Dr. J y Moses Malone / Me gustan los mates, llévame al aro mi jugada favorita es el alley-oop / Me gusta el pick-and-roll, me gusta el give-and-go / Porque es baloncesto, eh, Mister Kurtis Blow”.
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El rap es a menudo un estudio de la fanfarronería, la voz del pavo real que se pavonea, el narcisista con ansias de conquista. Los raperos desempeñan el papel del macho alfa o de la abeja reina: presumen, alardean, riman sin parar sobre sí mismos. Pero el rap también atrae a algunos tipos empollones e introvertidos, atraídos por la forma en que el rap utiliza la poesía como caparazón defensivo. Uno de ellos es Simbiatu Abisola Abiola Ajikawo, actriz, músico y cantante del norte de Londres que actúa como Little Simz.
Ajikawo rapeaba desde los nueve años y, al cabo de unos años, ya creaba sus propias mixtapes, influida inicialmente por Lauryn Hill y los Fugees. Hill se convertiría más tarde en uno de los muchos grandes nombres que invitaron a Little Simz de gira y se deshicieron en elogios hacia ella, al igual que Jay Z, Kendrick Lamar, Nas, A$AP Rocky, Stormzy y Gorillaz. A pesar de estos elogios, Ajikawo tuvo problemas para firmar con las grandes discográficas, por lo que creó su propio sello, Age101, autoeditando una serie de mixtapes y EP antes de completar su primer larga duración en 2015. Su tercer LP de hip-hop narrativo maravillosamente extraño, Grey Area de 2019, fue una colección expansiva, variada y a menudo emocionante de grooves funk quebradizos, fastuosos arreglos de cuerda y ritmos minimal grime que le valieron un Ivor Novello y un lugar en la lista de candidatos del Mercury.
