Fachada de san pedro del vaticano

La plaza de San Pedro

La Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano (en italiano: Basilica Papale di San Pietro in Vaticano), o simplemente Basílica de San Pedro (en latín: Basilica Sancti Petri), es una iglesia de estilo renacentista situada en la Ciudad del Vaticano, el enclave papal que se encuentra dentro de la ciudad de Roma, Italia. Fue proyectada inicialmente por el Papa Nicolás V y luego por el Papa Julio II para sustituir a la vetusta Basílica Vieja de San Pedro, construida en el siglo IV por el emperador romano Constantino el Grande. La construcción de la actual basílica comenzó el 18 de abril de 1506 y finalizó el 18 de noviembre de 1626[2].

Diseñada principalmente por Donato Bramante, Miguel Ángel, Carlo Maderno y Gian Lorenzo Bernini, San Pedro es la obra más célebre de la arquitectura renacentista[3] y la iglesia más grande del mundo por su interior[nota 1]. Aunque no es la iglesia madre de la Iglesia católica ni la catedral de la diócesis de Roma (estos títulos equivalentes los ostenta la Archibasílica de San Juan de Letrán en Roma), San Pedro está considerado uno de los santuarios católicos más sagrados. Se ha dicho de ella que “ocupa una posición única en el mundo cristiano”[4] y que es “la más grande de todas las iglesias de la cristiandad”[3][5].

Arquitectura de la basílica de San Pedro

La historia de la basílica de San Pedro comienza en el siglo IV, cuando el emperador Constantino decide construir una basílica en el lugar donde había sido enterrado el apóstol. En 329 se terminó la construcción de la basílica. La iglesia se utilizó para la celebración del culto, como cementerio cubierto y como sala de banquetes funerarios. Durante la Alta Edad Media fue el principal lugar de peregrinación de Occidente. Las excavaciones arqueológicas realizadas bajo la actual basílica, las descripciones, los dibujos y las pinturas antiguas nos dan una idea de cómo era la primera basílica vaticana.

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En 1506 Julio II inicia la construcción de una nueva basílica que sustituya a la existente, encargando al arquitecto Donato Bramante. Bramante propone una planta en cruz griega (cuatro brazos iguales), como las iglesias bizantinas del siglo IX. Al fallecer Bramante en 1514, las obras pasaron a Rafael Sanzio y se discutieron varias propuestas hasta 1521. Rafael muere en 1520 y la construcción continúa con Antonio da Sangallo el Joven, que en 1538 concreta su proyecto para la basílica.

Estatuas de la basílica de San Pedro en el interior

De 114,69 metros de ancho y 48 metros de alto, presenta un orden de columnas corintias y pilastras sobre el que se dispone una imponente cornisa con un tímpano central, coronado por una balaustrada sobre la que se elevan trece estatuas (de casi 6 metros de altura) con el centro la estatua del Redentor bendito. Una inscripción en el entablamento recuerda que las obras se realizaron bajo el papa Pablo V Borghese (1605-1621).

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En el orden inferior se encuentran las cinco entradas al atrio, sobre las que se abren las nueve ventanas, tres de ellas con balcón. La ventana central es la llamada “Loggia delle Benedizioni”, desde la que aparece el Papa para dirigir el mensaje de saludo con la bendición apostólica urbi et orbi (a la ciudad y al mundo) inmediatamente después de su elección y con ocasión de las fiestas de Navidad y Pascua.

La antigua Basílica de San Pedro del Vaticano, también conocida como Basílica de Constantino, estaba situada en la misma zona que ocupa el edificio actual. Fue fundada por Constantino, inmediatamente después de la de San Giovanni in Laterano, durante el pontificado del Papa Silvestro I (314-335). La ubicación, que planteó considerables problemas a la construcción, fue elegida para …

Interior de la basílica de San Pedro

Antes de convertirse en este extraordinario lugar de arte y culto, la historia de la construcción de la basílica fue muy compleja: durante el periodo de su construcción, de 1450 a 1626, nada menos que 43 papas sucesivos habrán decidido su aspecto definitivo.

Ante el riesgo de derrumbe de la basílica de Constantino y sus consecuencias no sólo en términos de riesgo, sino también de imagen negativa para la Cristiandad, el papa Nicolás V decidió en 1450 reconstruirla e incluso ampliarla.

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Como puede imaginarse, esta sucesión de arquitectos de talento, todos con una idea personal y no siempre acorde con la de su predecesor, apenas pudo hacer avanzar la obra de construcción de la basílica.

Un arquitecto que, de acuerdo con el papa, abandonó el proyecto de Miguel Ángel y decidió volver a la planta de cruz latina de Rafael, aumentando en 80 metros la longitud de la nave central de la basílica.

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